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domingo, 1 de septiembre de 2013

RAÍCES PARA LA VIDA


Los huracanes son devastadores. La naturaleza parece poner a prueba su propia obra; en medio de las fuertes corrientes se determina qué está destinado a permanecer y qué debe perecer por no contar con la entereza para enfrentar la adversidad.

La vida del hombre cuenta sus propias tormentas. A diferencia de la naturaleza, los huracanes los genera cada cual, ya a través de decisiones o de la falta de acción. Pero la manera de superarlos se encuentra en los valores sobre los que establecemos nuestra filosofía de vida, y ellos son las raíces que hacen fuertes a cada persona.

Las raíces son parte de bagaje cultural que recibimos como herencia. Las enseñanzas que recibimos de nuestros padres, o las que nos la vida nos obliga a recibir de forma dolorosa cuando ellos no lo hacen. La disciplina, el amor, la lealtad, el valor, la honestidad, entre otros, basan nuestras decisiones y definen quiénes somos. Lo mismo que nuestros gustos por ciertas comidas, por ciertos paisajes, por cierta música, nuestra evocación sobre ciertos lugares, que nos dicen de dónde venimos y hacia dónde vamos. Todo eso lo aprendemos en casa, en la vivencia cotidiana, y no se olvida jamás.

Dicen que la mejor herencia es la educación, y generalmente pensamos en la formación académica, pero la verdad es que esas son herramientas; la habilidad para manejarlas, para usarlas para resistir a las tormentas se aprende en casa, en lo que se ve y se escucha de los padres.

Hoy que quizá tengas el placer y el deber de forjar a tus hijos, recuerda: si quieres verlos volar, dales raíces profundas, y sea cual sea la fuerza del huracán, lo superarán.

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