Ahora que como país estamos viviendo sucesos lamentables que lastiman a
nuestra sociedad debido a los desastres naturales que han dañado a las
costas de nuestro territorio, es posible dimensionar esta gran
diferencia entre informar y entretener. Pues mientras Carmen Aristegui
informa y cuestiona el desempeño de instancias de gobierno que favorecen
intereses particulares de un consorcio de comunicación en México, una
pseudo comunicadora, Laura Bozzo, busca levantar sus puntos de
audiencias haciendo un tremendo circo visitando a la gente dañada, ávida
no sólo de víveres, sino de afecto, atención, espacios de expresión,
pero sirviéndose de ese contexto idóneo para comerciar con el dolor y el
pesar de gente de verdad, que no acude a un estudio para ser parte de
un reality show, sino que el programa va para recoger, con morbo, las
imágenes más tristes que jamás se obtendrán de personas que cobran por
sufrir –los panelistas.
Vale comparar a los periodistas y
comunicadores que desempeñan sus profesiones con dignidad con palomas
mensajeras, también es válido comparar a pseudo comunicadores que buscan
enriquecer sus programas, sus contenidos, valiéndose de las tragedias,
con aves carroñeras que se alimentan de las víctimas inertes. Y podemos
decir que si bien, ambas son aves, sus naturalezas son diferentes. Así un conductor de un programa amarillista diseñado para comerciar con el dolor humano jamás podrá compararse con un comunicador serio,
comprometido con su ética y su público. En este marco, resulta inútil y
ocioso propiciar debate alguno: no hay punto de comunión.
Buen comentario
ResponderBorrar