Translate

sábado, 28 de septiembre de 2013

PALOMA VS BUITRE: SON AVES, PERO DE NATURALEZA DIFERENTE

Como espectadores identificamos y entendemos la enorme diferencia entre los noticiarios y los reality shows, que si bien ambos géneros pretenden mostrar una realidad determinada -con su respectivo grado de subjetividad y manipulación, ya por filosofía empresarial o por la concepción propia de quien conduce estos programas- es evidente que un noticiero, analista informativo goza de mayor credibilidad, sobre todo si se trata de un profesional que no compromete sus principios de ética en pro de un rating (por ejemplo, Carmen Aristegui); en contra parte, un reality show es un programa de entretenimiento que caricaturiza los problemas sociales, y entretienen a las masas que se sienten confortadas por ver gente en peores condiciones de vida, que se presenta ante las cámaras de televisión, apelando a la “intachable” moral de los conductores de estos programas, aunque todo es un montaje de ficción, pues ¿quién, en su sano juicio iría a ventilar sus conflictos frente a extraños que se enriquecen del dolor de las personas? 


Ahora que como país estamos viviendo sucesos lamentables que lastiman a nuestra sociedad debido a los desastres naturales que han dañado a las costas de nuestro territorio, es posible dimensionar esta gran diferencia entre informar y entretener. Pues mientras Carmen Aristegui informa y cuestiona el desempeño de instancias de gobierno que favorecen intereses particulares de un consorcio de comunicación en México, una pseudo comunicadora, Laura Bozzo, busca levantar sus puntos de audiencias haciendo un tremendo circo visitando a la gente dañada, ávida no sólo de víveres, sino de afecto, atención, espacios de expresión, pero sirviéndose de ese contexto idóneo para comerciar con el dolor y el pesar de gente de verdad, que no acude a un estudio para ser parte de un reality show, sino que el programa va para recoger, con morbo, las imágenes más tristes que jamás se obtendrán de personas que cobran por sufrir –los panelistas.


Vale comparar a los periodistas y comunicadores que desempeñan sus profesiones con dignidad con palomas mensajeras, también es válido comparar a pseudo comunicadores que buscan enriquecer sus programas, sus contenidos, valiéndose de las tragedias, con aves carroñeras que se alimentan de las víctimas inertes. Y podemos decir que si bien, ambas son aves, sus naturalezas son diferentes. Así un conductor de un programa amarillista diseñado para comerciar con el dolor humano jamás podrá compararse con un comunicador serio, comprometido con su ética y su público. En este marco, resulta inútil y ocioso propiciar debate alguno: no hay punto de comunión.
 
 

1 comentario: