Ya todos conocemos la lista de los 23 jugadores que irán a Brasil
representando a México dentro del Mundial que se celebrará en el verano en
aquel país sudamericano. Hubo gran expectación en torno a los nombres que se
estamparían en ese documento. Una vez presentada, las reacciones fueron
manifiestas en redes sociales: algunos mostraron gran desacuerdo por los
integrantes, otros consideraron que fue una buena elección y otros más fueron
indiferentes. Pero hablando en términos de resultados, lo de menos son los
nombres que integran al equipo, sino lo que harán estos jugadores en la cancha
de juego.
Sin duda los jóvenes
seleccionados, que están sobre los 27 años, tienen dotes características
importantes y necesarias para participar en un evento de relevancia
internacional, o al menos es lo que se espera. Según algunos comentarios que se
dejan oír, ir al Mundial con estos personajes es dar un voto de fe o
conformarse con hacer acto de presencia. Sin embargo, según el carácter de la
competencia, se trata de dar el 100% en cada encuentro para ganar, no para
conformarse con estar presente, sino ganar, arriesgarlo todo con base en los
talentos y habilidades de todos los integrantes que conforman un solo cuerpo:
el equipo.
El riesgo no está en salir a
jugar, sino en cómo se juega, en la actitud que se toma al respecto. En torno a
la Selección Mexicana, hay muchos nombres con fama y reconocimiento, lo que
puede ser un factor que estorbe durante un partido, pues en vez de conjuntar talentos
puede darse una pugna de egos que
culmina con un marcador raquítico y una frustración por parte de la afición.
El tema a analizar es cómo es
pensamiento que rige la gestión de estos jugadores, del equipo completo y de
qué manera dirige Miguel “El Piojo” Herrera a sus jugadores. Todo es actitud,
pues si es positiva afina la aptitud. De otra manera, no hay mucho que esperar.