Enero está llegando a su fin y
todo aquello que deseamos y nos propusimos mientras comíamos las uvas, una tras
otra, hoy debería ser parte de nuestro cotidianeidad. Si en verdad estamos, más
que buscando, provocando, un cambio real en nuestra vida, es justo ahora cuando
debería verse esa intención traducida en hechos: hoy tendríamos que estar
celebrando un primer mes sin fumar; treinta días de comer mejor; cuatro semanas
de un mejor desempeños laboral y cuatro fines de semana de sana convivencia con
nuestra familia.
Muchas de las cosas que deseamos
en la vida están al alcance de nuestra mano, pero la dificultad para acceder a
ellas radica en que requiere de nosotros un esfuerzo por hacer lo que no nos
causa placer, lo que duele, lo que cansa. Pero si el cambio que perseguimos nos
llevará a la mejor versión de nosotros que pueda existir, cualquier precio es
bajo comparado con los beneficios.
A estas alturas del año estamos a buen tiempo para dejar de comprarnos excusas y regalarnos motivos para continuar. Sabemos qué sucede si no alcanzamos nuestros anhelos: hemos vivido
frustrados por ello. Pero hoy podemos comenzar a vivir cada uno de ellos si
creemos y actuamos con esa convicción.
Si te cuesta trabajo cambiar de
hábitos porque resulta que levantarse temprano es muy incómodo, dejar de comer
golosinas te parece aburrido o ser puntual te presiona, entonces piensa que
todo lo que vale la pena ofrece un reto. Si lo vences puedes sentirte una
persona de éxito y eso te dará la fuerza y el entusiasmo para continuar con tu
lista de retos. Al final habrás cambiado porque tu forma de ver la vida se transformó y no habrá problema, complicación o reto que te amedrente, puestendrás la referencia de que tener éxito se convirtió en tu hábito y sabes cómo hacerlo.
2014 puede ser el año en que tu
vida mejoró en tal grado que abrió un nuevo capítulo en la vida, o bien, puede
ser uno más a la larga lista de tiempos muertos que sólo hieren tu eternidad:
el tiempo no se renueva.
¿Y tú cómo vas con tus
propósitos?