¿Conoces a alguien cuya palabra es casi como un juramento? Eso es congruencia, y aunque para ello no se requiere un talento especial, siempre de digno de reconocerse e imitarse.
La vida, la real, la que llena la mente de recuerdos y nos motiva a avanzar no se mide por días, sino por promesas cumplidas, por proyectos concretados y que visten nuestro entorno. Y aquellos que valen la pena retan a nuestra paciencia, desafían a nuestra fuerza interior, pero cuando una batalla así se gana, el poder que se experimenta es infinito, renueva el aliento y nos llevan a buscar nuevas conquistas.
La fe no es una cuestión de religión: es una actitud frente a la vida, y una fe viva se manifiesta con hechos. Después de decidir que se logrará un objetivo, viene la acción, y al aplicar una estrategia no cabe un “no se puede” como opción. Bien dicen que una fe pequeña como un grano de mostaza puede mover una montaña, pero la condición es no admitir temor, ni un poco.
Así, hay días en que las promesas lanzadas a la vida se cumplen y entonces un momento glorioso se convierte en una eternidad, en la esencia de vivir, de luchar y ganar. Es el instante exacto cuando creer y hacer se fusionan en un mismo verbo.
Creer y hacer, eso es vivir.
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sábado, 31 de agosto de 2013
viernes, 30 de agosto de 2013
¿QUIÉN TIENE LA AUTORIDAD?
No bien ha pasado un
año de las elecciones y las pruebas de fuego se dejan sentir. Las promesas que
encabezaron las diferentes campañas de los hoy gobernantes en diferentes
niveles esperan materializarse en hechos, concediendo la razón a los ciudadanos
que con toda buena fe votaron por la opción que más les convencía.
Y sin embargo… nada
es como se esperaba. A nueve meses de iniciar las gestiones del gobierno
federal y del gobierno del Distrito Federal, hay muchos cuestionamientos
gracias a las decisiones tomadas en el tema de la educación. Quizá la
problemática más fuerte a resolver entre las autoridades de la SEP y los
profesores del CNTE, sea la comunicación.
Pero las
consecuencias trascienden a esto actores, ya que las movilizaciones de los
docentes que pretenden levantar la voz, hacer sentir su presencia y su
descontento afecta severamente a la población económicamente activa del
Distrito Federal, sectores productivos que nada tienen que ver con el
conflicto: empresarios, comerciantes y empleados que ven con enfado e
impotencia las horas pasar en el reloj, y con ellas las posibilidad de generar
los ingresos y cumplir con sus labores.
Y no sólo eso: las
marchas no sólo bloquean a los ciudadanos, sino que exhiben la debilidad de la
autoridad de un jefe de gobierno que disfraza de tolerancia su incapacidad de
establecer el orden, obligando no sólo a los ciudadanos a tomar valor para
hacer lo que habitualmente harían sin problemas, sino que someten a los
legisladores a moverse de recinto y el colmo: obligan al Presidente de la
República a modificar el tiempo y la forma de dar un informe de gobierno.
¿Quién detenta el
poder? No es válido disfrazar de tolerancia la ineptitud; no es correcto
sacrificar el derecho de la mayoría a transitar, a producir -sobre todo cuando
se trata de una población que con sus impuestos mantiene a los servidores
públicos- por temor a las consecuencias políticas de unos cuantos, que con
razón o sin ella, ponen de cabeza a una ciudad que exige soluciones reales, por
encima de cualquier conflicto. No queremos palabras solidarias: queremos
acción; y no, no es un asunto sencillo, pero ¿quién dijo que era fácil gobernar
a la ciudad más grande del país?
Es un buen momento
para la congruencia entre las palabras y los hechos. Apreciable Jefe de
Gobierno, Miguel Ángel Mancera: muéstrenos por qué era la mejor opción
electoral. (
By Graphos Comunicación Creativa para www.facebook.com/graphoscc)
Etiquetas:
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